martes, 3 de enero de 2012

Insomnio y cafeína

No sé sentir, ni tampoco no hacerlo. No sé ni hacer, ni tampoco deshacer. Me descompongo y destruyo entre estrofas y notas. Siempre la misma mierda que me corrompe y ya nada me llena. Sigo aquí por verte, porque ya ni hablamos de tenerte. No quiero valorarme porque salgo perdiendo, y no hablemos de comparar porque entonces muero por dentro. Quiero un pacto eterno con el diablo que me deje quererte en días impares, que los pares ya están muy vistos en este mundo de hipocresía e histeria. Sigo el camino que me indican tus huellas, oye mis pasos y mira a ver qué te cuentan. Sacarlo todo, llorarlo por dentro y gritarlo por fuera. Cinco minutos más de este que es mi delirio permanente, nada con sentido, y sin embargo, sé que estas agusto. Vive en mi mentira, en mi sueño y en mi fantasía. Duerme aquí, quédate conmigo y escapa de tus realidades. Vidas paralelas y odio por aquello. Por amor a lo nuestro, por engañar al resto. Mis emociones y sentimientos, que les jodan a los que no lo entiendan, yo deliro por mí y fluyo con lo mio entre mares de asfalto. Quemar el pasado, olvidar todo lo dado. Recibir más golpes, y olvidarse de los ojalás que tanto joden. Mi delirio, mi fantasía, mi sueño eterno y tu pesadilla. Esta es mi vida, no juzgues porque no es tuya.

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J.D. Salinger

Tiene gracia. No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo