miércoles, 11 de enero de 2012

Pum

Y si esto fuese un cuento iría a la estación para coger el tren de las 5 con destino a tus labios. Llegaría a la parada y las puertas se abrirían recibiéndome con una sonrisa. Tu sabor a ginebra en mi boca, y tus brazos rodeando mi cuerpo que se recompone cuando me tocas. Si esto fuese una pesadilla supongo que no habría nadie esperándome en esa parada, las lágrimas emborronarían la vista y las piernas temblarían hasta que yo me derrumbase. Si esto fuese un videoclip me movería con la gracia de una bailarina, y todas las miradas apuntarían a mis piernas infinitas, susurrando, con sonrisas de alegría. Y si fuese una película haría de la chica buena que se enamora del chico malo, esa chica que piensa en sus labios y sueña por las noches con enredarse entre sus piernas. Pero y si abro los ojos choco con la pared de la realidad, y no hay besos, ni enredos, ni trenes, ni piernas infinitas. Si abro los ojos me choco frente al espejo. Si abro los ojos me choco conmigo misma, el monstruo que más temo. Las pesadillas de una realidad que me atormenta día tras día, y también cada noche. Donde no quedan amores, pero si lágrimas en almohadas. Donde no hay cartas escondidas en cajones, ni fotos con sonrisa incluida. En la realidad de la película de mi vida todo va acompañado con una banda sonora cualquiera, la que suena en aleatorio en el iPod y yo nunca elijo. En la realidad de la película de mi vida, no hay escenas a cámara lenta, ni el pelo al aire provocado por un ventilador. En la realidad de la película de mi vida hay charcos en la acera y un cielo negro a partir de las 6 de la tarde. También hay lágrimas y gritos ahogados, falsedad e hipocresía para servir a la carta y superficialidad en cada esquina. Por eso me evado, por eso la gente se evade. Para escapar y volar de aquí a un mundo distinto con la ayuda de unos cascos. 

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J.D. Salinger

Tiene gracia. No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo